Mallorca - para muchos, el escenario perfecto de sol, mar y naturaleza virgen. Sin embargo, el número cada vez mayor de barcos y yates que recorren la isla tiene sus inconvenientes. En la costa este, el municipio de Manacor planea ahora medidas drásticas para garantizar la seguridad de sus playas naturales. A partir de la próxima temporada de verano, unas boyas cerrarán bahías tan populares como Cala Varques y mantendrán alejadas a las embarcaciones, entre otras cosas para evitar accidentes.
Protección de los bañistas y del medio ambiente
La decisión de proteger playas como Cala Varques no es una reacción espontánea. Las playas de Cala Morlanda y Caló den Rafelino, cerca de S'Illot, ya han sido acordonadas con boyas con éxito en el pasado, según informa Sebastià Llodrà, concejal responsable. Esta medida ha permitido reducir considerablemente el número de embarcaciones que hacen caso omiso de las barreras. "Las pocas infracciones que aún se han producido confirman el éxito de la normativa", afirma Llodrà.
Pero la nueva normativa es algo más que una medida de precaución. Es también una reacción al aumento de conductores temerarios de embarcaciones y motos acuáticas, algunos de los cuales hacen inseguras las bahías hasta la orilla. Un incidente ocurrido en agosto, en el que el propietario de un yate alemán acosó a un barco pesquero y un joven perdió la vida, pone de relieve la urgencia.
Normas estrictas y protección para todos
La nueva normativa no sólo afectará a las embarcaciones. Se va a prohibir fumar en las playas, así como la música alta, que entrará en vigor a partir del verano de 2025. Un catálogo de sanciones por elaborar regulará claramente las consecuencias de las infracciones. El equilibrio entre disfrutar de la naturaleza y respetar el medio ambiente está en el centro de estas medidas.
Los ingresos de las concesiones de playa fueron fastuosos el verano pasado: 1,1 millones de euros se vertieron en las arcas, pero Manacor no se fija sólo en las cifras. Se alabó especialmente el hecho de que se retirara hasta el 50% de las sombrillas y hamacas para crear más espacio para los bañistas que llevan sus propias toallas.
Posidonia - Un tesoro de los mares
Otro paso para la protección del medio ambiente: las playas se mantienen a mano para proteger la preciosa pradera de posidonia, un trabajo que suena más a poema, pero que probablemente no salvará por sí solo el encanto de la isla. Los 30 metros cúbicos de praderas marinas que se recogen en verano se vuelven a depositar en invierno para favorecer la regeneración natural de la costa, todo un símbolo de interacción respetuosa con la naturaleza.
Centrarse en la seguridad
Los 233 despliegues de socorristas del verano pasado hablan por sí solos. Un vistazo a las cifras deja claro que no se trata sólo de nadar, sino también de luchar por la seguridad, que a menudo se da por sentada. 114 de ellas fueron operaciones de rescate en el agua, el 65% de los rescates más pequeños fueron por picaduras de medusa. Estas cifras demuestran que la seguridad y la protección de los bañistas son más que necesarias, son indispensables.
Manacor está enviando una señal clara: Proteger las playas no es sólo un deber, sino una inversión en el futuro de la isla.
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