Mientras otros recorren las calles grises con gruesas bufandas y narices heladas, Mallorca muestra lo suave y mágico que puede ser el invierno a finales de año. Con temperaturas que rondan los 18 grados, un cielo tan azul que casi parece kitsch y un sol capaz de hacer florecer hasta al almendro más dormido, la isla invita a vivir un fin de año muy especial.
Invierno mallorquín: Cura ligera incluida
Si tiene la suerte de estar en Mallorca, experimentará lo que hace incomparable a la isla incluso en invierno: la luz. No es la dura luz del verano, sino un cálido resplandor dorado que se disfruta mejor en un paseo por playas como Es Trenc o Cala Tuent. Calas vacías, el tranquilo sonido del mar, sin tumbonas a la vista... un sueño.
A veces uno se pregunta por qué no todos los veraneantes pasan aquí el invierno. Quizás porque no saben que diciembre en Mallorca también ofrece el programa perfecto de vitamina D, gratis y sin receta.
Nochevieja en Mallorca: uvas y promesas de felicidad
El cambio de año tiene sus propios rituales en Mallorca. En Palma, vecinos y visitantes se reúnen en las plazas para contar juntos las campanadas a medianoche. Doce campanadas, doce racimos de uvas: cada uno representa un mes de buena suerte en el nuevo año. ¿El truco? Masticar, no tragar, de lo contrario se perderá el ritmo.
¿Y cuando las campanas se hayan apagado? Entonces es el momento de celebrarlo con música en directo, copas o un paseo por las calles iluminadas del casco antiguo. El suave aire nocturno hace que nadie tenga que congelarse, excepto los valientes que se zambullen en el mar en alguna de las playas poco después de medianoche.
1 de enero: empiece el año de forma activa
Mallorca facilita el cumplimiento inmediato de los propósitos de Año Nuevo, al menos los deportivos. Una excursión por la Serra de Tramuntana, una ruta en bicicleta por la costa o simplemente un largo paseo por la playa son formas ideales de empezar el año. Y sí, algunos valientes se atreven a darse un chapuzón en el Mediterráneo. No sabemos si es la euforia del Año Nuevo o que el sol hace más fácil lanzarse al agua fría.
Un nuevo año con perspectiva
Mallorca a finales de año combina lo mejor de ambos mundos: la paz y la tranquilidad del invierno con el sol y la alegría de vivir del Mediterráneo. Ya sea tomando una copa de cava en la terraza, cenando en una acogedora finca o explorando el hermoso paisaje, estos días demuestran por qué Mallorca es algo más que un destino de verano.
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