Hay historias en Mallorca que tienen lugar a la sombra de las famosas playas y pueblos. Una de ellas es la de María Serrauna mujer que no sólo produce vino, sino que encarna el alma de la viticultura mallorquina. En las onduladas colinas que rodean Binissalemel corazón histórico de la viticultura mallorquina, María dirige la bodega familiar hacia el futuro, siempre en armonía con la naturaleza y las antiguas tradiciones.
Las raíces en la tierra
María Serra procede de una familia que ha estado involucrada en el DO Binissalem vinos producidos. Ya de niña pasaba la mayor parte del tiempo en el campo, ayudando a sus abuelos y descubriendo su amor por las viñas. "Aquí las cosas solían ser modestas", recuerda María. "Viñas pequeñas, sin grandes alardes. Hoy es diferente, pero la conexión con la tierra permanece". Y eso es precisamente lo que diferencia a María de los muchos nuevos viticultores que trabajan en la isla: para ella, el vino es más que un producto, es una tradición.
Viticultura en transición
Cuando asumió la dirección de la bodega familiar hace unos años, María se enfrentó al reto de encontrar un equilibrio entre tradición e innovación. La región de Binissalem, que ha estado bajo la denominación de origen protegida Denominación de origen (DO) ha invertido mucho en los últimos años para integrar técnicas modernas en la viticultura sin abandonar las variedades de uva y los métodos originales. Manto Negro y Prensal Blanc - dos de las variedades de uva autóctonas más importantes- son hoy la marca de la región.
La sostenibilidad como un asunto cercano a nuestros corazones
Pero María no es sólo una administradora de la tradición. Ella ha puesto la bodega en un rumbo sostenible orientado hacia las exigencias del futuro. Las técnicas de ahorro de agua, la evitación de pesticidas químicos y la protección del suelo están en el centro de su trabajo. "Hemos tomado tanto de esta tierra", dice María, "ahora es el momento de devolver algo". Está especialmente orgullosa de que su bodega sea ahora una de las principales empresas de la región comprometida con viticultura sostenible se han dedicado a ello.
Una celebración de la tierra: la vendimia
Cada año, en septiembre, comienza la vendimia, y para María es el momento culminante del año. "La Festa des VermarLa fiesta de la uva es algo muy especial", dice, "toda la región se reúne para celebrar la vendimia". En su bodega, invita a los visitantes a experimentar por sí mismos el proceso de la vendimia, desde la recogida de la uva hasta la degustación del vino terminado. Es algo más que una atracción turística, es una invitación a experimentar la pasión y el amor que hay detrás de cada botella.
Una mirada al futuro
María está firmemente convencida de que el Viticultura en Mallorca sólo tiene futuro si trata a la naturaleza de forma sostenible y respetuosa. "Tenemos una responsabilidad para con las generaciones futuras", subraya, "el vino no es sólo nuestro patrimonio, sino también nuestro futuro".
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