Ha llegado otra vez ese momento: la pregunta de si Mallorca superará el invierno con sus reservas de agua se cierne sobre nosotros como una nube oscura, aunque sean precisamente las nubes lo que más echamos de menos este año. Los dos embalses se encuentran en la Serra de Tramuntana Cúber y Gorg Azul casi seco. Las últimas cifras muestran que los niveles han caído por debajo de 27 % han disminuido. Esto es preocupante si se tiene en cuenta que estos embalses abastecen de agua potable a gran parte de la isla. Y Palma, con todos sus habitantes y muchos turistas, se ve especialmente afectada.
En otoño, la naturaleza se retira lentamente hacia el interior, pero no llueve. "Demasiado poco y demasiado tarde", dicen las previsiones meteorológicas, que no son precisamente optimistas. Aunque empiece a llover ahora, el suelo sigue sediento y lo absorbe todo de momento: los embalses tardan semanas en beneficiarse. Dos de los depósitos de agua de la islaincluido el Pla de Mallorca y Arta, han sido puestos en alerta por sequía. Se ha restringido el riego de jardines, las duchas de las playas e incluso la limpieza de las calles, y el resto de la isla se encuentra en el nivel de alerta temprana.
¿Y por qué todo esto? Parte de la respuesta es obvia: año tras año, los veranos calurosos y los inviernos suaves no traen las precipitaciones necesarias. Pero tampoco es ningún secreto que el creciente número de turistas y el aumento de la población están pasando factura. Los expertos dieron la voz de alarma hace años, pero la situación no ha remitido. Ahora, como suele ocurrir, la atención se centra en las plantas desalinizadoras, una solución a corto plazo que tiene su precio si se piensa en las necesidades energéticas. Al mismo tiempo, las autoridades hacen un llamamiento a todo el mundo para que actúe con responsabilidad en lo que se refiere al consumo de agua.
La crisis del agua en Mallorca es un recordatorio de lo frágil que es el equilibrio entre el hombre y la naturaleza en nuestra isla. Y mientras esperamos a que llueva, la pregunta sigue siendo: ¿podemos cambiar nuestro propio comportamiento antes de que la naturaleza nos obligue a hacerlo?
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