Fue un verano que dejó sin aliento incluso a los mallorquines más curtidos por el calor. La isla, normalmente conocida por sus suaves brisas marinas y sus sombreados pinares, sufrió en agosto de 2024 una ola de calor que se cobró la vida de 19 personas. Esta silenciosa tragedia tuvo lugar a la sombra del sol abrasador, en un paraíso que se convirtió en pesadilla aquel verano.
Una isla bajo presión
Mientras los turistas asaltaban las playas para alejarse de todo, los lugareños luchaban contra las temperaturas extremas, que no refrescaban realmente ni siquiera por la noche. Las calles de Palma parecían desiertas con el calor del mediodía, e incluso las sombreadas plazas de los pueblos ya no podían ofrecer ninguna protección real.
Las tristes estadísticas
En total, el sistema nacional de seguimiento de la mortalidad diaria (MoMo) informó de 1.386 muertes relacionadas con el calor en toda España en agosto, un aumento de 615 en comparación con el mes anterior y un 3% más que en agosto del año pasado. En las Islas Baleares, el número de víctimas se mantuvo relativamente bajo en 19, pero cada muerte deja un vacío en las pequeñas comunidades de las islas.
Mallorca, Cataluña y Madrid en comparación
En regiones como Cataluña y Madrid, las cifras fueron mucho más altas, pero eso no cambia el hecho de que la gente también fue víctima del calor en Mallorca. Las historias detrás de las cifras son a menudo trágicas, como el caso del excursionista alemán que se desplomó y murió cerca de la Colònia de Sant Pere. Para muchos residentes mayores de la isla, el verano se convirtió en una época peligrosa que tuvo un alto precio.
Un monumento en el calor
El Ministerio de Sanidad español vuelve a lanzar una advertencia urgente sobre los peligros del calor, especialmente para los residentes de más edad y los grupos vulnerables de la sociedad. Pero el calor no es sólo una amenaza física: está cambiando la vida en la isla, obligando a la gente a adaptar sus rutinas y a replantearse su modo de vida.
0 comentarios