Este fin de semana, un nuevo capítulo de la disputa sobre la lengua de la isla se desarrollará en las calles de Mallorca. Más de 60 grupos llaman a participar en la "Diada per la Llengua" unir fuerzas en defensa de la Catalán contra las medidas de política lingüística del gobierno conservador de las Islas Baleares.
La tensión actual tiene su origen en los esfuerzos del partido de derechas Vox, que no tiene representación directa en el gobierno pero cuyo apoyo es crucial para la mayoría gobernante del Partido Popular (PP). Vox está impulsando la represión del catalán en la administración pública y en la educación. El domingo está prevista una gran manifestación en Palma, y desde el miércoles se lleva simbólicamente una antorcha de un lugar a otro como parte del "Correllengua".
La dimensión histórica del conflicto
La disputa sobre el catalán está profundamente arraigada y estalla regularmente tanto bajo gobiernos conservadores como de izquierdas. Mientras que el gobierno de izquierdas de Armengol adoptó un enfoque más pragmático, el actual gobierno conservador de la primera ministra Marga Prohens busca una vía intermedia que no ignore la influencia de Vox, pero que tampoco quiera poner en peligro el pacífico statu quo.
¡📢 Perquè el nostre amor a la llengua i a Mallorca és infinitament més fort que el seu odi, és hora de sortir al carrer!
💪 #Síalallengua pic.twitter.com/3TRjWta5xk
- Obra Cultural Balear (@ocbcat) 22 de marzo de 2024
Tres áreas principales de conflicto caracterizan el debate actual:
1. El sistema escolarSe pretende dar un vuelco al modelo establecido, que estipula el catalán como lengua predominante en la enseñanza. En el futuro, los padres podrán elegir la lengua de enseñanza de sus hijos, lo que los críticos consideran una amenaza para la presencia del catalán.
2. El sistema sanitario públicoLa obligación de hablar catalán se suprimió para atraer a personal médico cualificado, lo que también es objeto de un controvertido debate.
3. La administración públicaTambién en este caso, la información se ofrecerá en el futuro en catalán y en castellano en pie de igualdad, lo que los lingüistas consideran un debilitamiento de la lengua regional.
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